Las cosas que no salen, no lo hacen porque requieren maduración. No llegan porque todavía no lo has aprendido todo y sólo con la perspectiva del tiempo te das cuentas de que tenía que ser así. No existe ni un sólo segundo de nuestra vida que no esté lleno de amor y perfección. Sin embargo, a veces se genera una gran frustración ver que las cosas van despacio y no se terminan de resolver. Este conjuro nos predispone a ser pacientes y aprender la lección y, paradógicamente, acelera la resolución de lo que esperamos que ocurra porque la desesperación alarga los tiempos. Si se nos concede la paciencia, se nos concede el don de la abundancia.
A Dios le regalo mi sonrisa de esperar
le ofrezco mi corazón rendido
le prometo no acortar caminos
y espero de él que me dé paciencia
que llene mi corazón de serenidad
y sabiduría.
A Dios le regalo mi agradecimiento
por todo lo aprendido y amado
le regalo mi esencia, mi evolución
como alma enamorada de esta vida.
Y le ruego sosiego y paz
para alcanzar a entender sus razones.
A Dios le regalo mi sonrisa de esperar
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